Camino a casa me he encontrado con un antiguo compañero de batallón con el que estuve hablando y rememorando viejos tiempos en la compañia. Por aquellos tiempos mi padre me había ingresado en el Seminario de Nobles de Madrid ya que mi padre quería corregirme en las costumbres y en mis ideas religiosas y prepararme para un trabajo covachuelista que yo detestaba. Fingí inclinación por ser jesuita, ya que mi padre detestaba a los de la Compañía y así conseguí que me sacara de allí. Intenté persuadirle diciéndole que lo que me gustaba era la carrera militar, lo que no le hacía mucha gracia. Así, pude valerme de estos tormentos para que mi padre me devolviera a Europa y, entre los dieciocho y los veinte años viví de nuevo en París y Londres hasta que me llegó la noticia de la muerte de mi padre en Copenhague en 1761.
Entonces, tuve que regresar a España para arreglar papeleo de la herencia de mi padre.
Y más rápido de lo que pensaba me vi sin ningún patrimonio y me alisté al regimiento de caballería borbónica en el año 1762, y participé en la campaña de Portugal, donde tuve un violento duelo a espada con mi antiguo discípulo el marqués de Tabuérniga. En marzo del 1766, ya en Madrid, seguí con interés el motín de Esquilache , y llegué a salvar, con mi intervención, la vida del conde O'Reilly.
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